AGRICULTURA
La agricultura... Algo que a lo largo de toda la historia tan importante ha sido para nuestro país. Si no hubiera sido por ella seguramente nuestros abuelos, tatarabuelos..., no hubieran podido sobrevivir, ni nuestro país salir a delante, ¿no es así? En aquellos tiempos, era absolutamente necesaria, al igual que hoy en día juega un papel fundamental en España. Sin embargo, ¿nos hemos parado a pensar en el uso que hacemos de ella y las ventajas y desventajas que esto trae? Seguramente no. Aquí os exponemos algunas de ellas, según el tipo que sean:
AGRICULTURA TRADICIONAL:
VENTAJAS:
Proporciona gran variedad de vegetales además de carne, huevos, lácteos, diversos materiales para fabricar instrumentos y abonos para los cultivos. Además los animales de los que se sirven para llevarla a cabo consumen la hierba, paja, rastrojos y matorrales no aptos para el consumo humano.
INCONVENIENTES:
Se trata de un abastecimiento para el consumo propio por lo que la producción es limitada.
AGRICULTURA MODERNA:
VENTAJAS:
Ofrece materias primas para abastecer a mayor número de población.
La realización de las tareas agrícolas se lleva a cabo de forma rápida y a gran escala.
Se producen alimentos tanto para humanos como para animales, plantas ornamentales, productos químicos (etanos, azúcar, plásticos), fibras (algodón), combustible como el biodiésel y productos farmacéuticos y drogas (legales).
La agricultura mecanizada reduce el trabajo de los agricultores y es de mayor productividad.
INCONVENIENTES:
El coste de esta productividad es un gasto excesivo de agua, abonos, plaguicidas y pesticidas
Gran consumo energético, generalmente combustibles fósiles, lo cual incrementa la contaminación.
Además se producen drogas ilegales como el tabaco y la marihuana.
La introducción de maquinaria desplaza a los agricultores a la ciudad (éxodo rural), que comienza a buscar su ocupación en otros sectores de la economía como la industria, que le paga mejor y no le exige más de 40 o 45 horas semanales.
Ahora, si comparamos ambos tipos de agricultura, ¿cuál es más sostenible? Pues bien, lo es la agricultura tradicional ya que ante una posible plaga, la presencia de gran variedad de cultivos evitaría que dicho ataque afectara a todas las plantaciones. En cambio, en la agricultura moderna se lleva a cabo la plantación de monocultivos por lo que sí se verían afectados por la plaga.
A demás, la agricultura tradicional da lugar a alimentos nutritivos mejorando la calidad de los propios agricultores. Incluso pueden transformar sus fincas en grandes centros de reciclaje, pues pueden convertir los residuos de cultivos y el estiércol en fertilizantes, utilizando el agua de lluvia para alimentar el sistema de riego (riego por goteo).
Esto no sólo supone un considerable ahorro de dinero, sino que también conserva los recursos naturales mediante el uso de una rotación de cultivos, lo que favorece la erosión del suelo. Los agricultores pueden sembrar variaciones de la misma especie, obteniendo semillas que aseguran pequeñas pero importantes diferencias entre plantas.
Pero el desarrollo en nuestra sociedad ha permitido que también se haya dado una evolución en la agricultura, surgiendo por ejemplo la agricultura mecanizada, la cual incrementa enormemente la emisión de gases de efecto invernadero pues supone una deforestación (disminuye así el suelo cultivable por un aumento en la erosión), la existencia de la fabricación, empleo de fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola. Además aumenta mucho la capacidad de absorción de carbono de los suelos, y se produce una sobre explotación del los recursos hídricos (cuerpos de agua, desde los océanos hasta los ríos pasando por los lagos, los arroyos y las lagunas, indispensables para la existencia de vida) empleados para el riego, afectando esto tanto a la cantidad de agua (lleva asociado importantes sequías, lo que acrecenta los daños causados a la fertilidad del suelo), como a la calidad de la misma por el empleo de estos pesticidas.
Desde el punto de vista que nos compete, el mantenimiento del planeta, este tipo de agricultura es altamente dañina. ¿O es que no nos damos cuenta de que la única ventaja que se saca de todo esto es puramente económico? Lo único que conseguimos de esta forma es producir en mayores cantidades y por lo tanto una bajada de precios en los productos. Pero, ¿realmente nos compensa pagar menos por productos cuya producción han producido tantos efectos negativos en nuestro alrededor, lo cual terminará afectando gravemente a nuestra salud con el paso del tiempo? Esto es lo que conocemos como "huella ecológica" (un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos). Esta huella ecológica es mayor en este tipo de agricultura ya que esta multiplica la capacidad de trabajo del hombre, convirtiéndolo en gran destructor de los recursos naturales, debido a la contaminación ambiental que se produce, contribuyendo a demás a un descenso en la producción de alimentos debido al exceso de explotación del terreno.
Como ONG animalista nos preocupan los efectos negativos de la agricultura mecanizada sobre el medio ambiente. El impacto más dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies- 70% de los animales y plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir a la deforestación que destruye su medio. En lo que a las aves se refiere, por ejemplo, los pájaros carpinteros, los loros y los tucanes son las especies más amenazadas, pero destaca la grave situación de las pavas de monte (tamaño de las gallinas y necesitan árboles grandes, es una especie que necesita los frutos, de manera que se ve muy amenazada).
PAVA DEL MONTE.
Muchos animales no sobreviven a la destrucción inicial de sus hábitats. Muchas especies pueden vivir sin darse cuenta de la deforestación de su área hasta que está en marcha. Cuando un árbol cae, puede matar a muchos de los animales que viven en su tronco y copa. Otros que sobreviven a la destrucción inicial pueden no saber a dónde ir. Sin el alimento y refugio que les brinda el árbol, a veces mueren al quedar expuestos.
Los animales que pierden sus hábitats nativos se ven obligados a buscar nuevas áreas para refugio y alimento. Cuando se mueven a diferentes partes del bosque, se combinan con las poblaciones que ya viven en esos espacios, aumentando el número de animales que ocupan un área relativamente pequeña. Esto causa un consumo excesivo de los recursos alimentarios, y que los animales mueran de hambre a pesar de haber escapado de la destrucción inicial. A veces, algunas especies que se desplazan entran en contacto con los seres humanos durante la búsqueda de un área con mejor suministro de alimentos. En muchas ocasiones los hombres atacan o matan a los animales amenazantes o molestos.
Como resultado de la pérdida de bosques, algunas especies se dan cuenta de que ya no hay suficiente espacio ni comida para sustentarlas en absoluto. Por ejemplo, os monos y leopardos, que dependen de grandes extensiones para encontrar su población, han disminuido drásticamente. En otras ocasiones, los pocos animales restantes que existen son incapaces de encontrarse unos a otros con fines reproductivos cuando quedan aislados en grandes zonas de destrucción. Esto detiene la continuación de la especie y puede causar su extinción completa.
La eliminación de la capa vegetal arrebata a los bosques y selvas de sus palios naturales, que bloquean los rayos solares durante el día y mantienen el calor durante la noche. Este trastorno contribuye a la aparición de cambios de temperatura más extremos que pueden ser altamente dañinos para plantas y animales.
Desde la PAI, vemos como la solución más viable gestionar los recursos vegetales cuidadosamente, mediante la eliminación de los despejes agrícolas para asegurar que los entornos forestales permanecen intactos. La tala que se realice debe hacerse de forma balanceada mediante la plantación de suficientes árboles jóvenes que sustituyan a los más viejos en todos los bosques y selvas. El número de nuevas plantaciones de árboles aumenta cada año, pero el total todavía equivale a una ínfima parte del área forestal del planeta.
